Montehermoso, localidad situada en el corazón del Valle del Alagón al norte de Extremadura, refleja en sus rincones muchos de los vestigios de su historia.

Posee uno de los conjuntos megalíticos más interesantes de Extremadura, en los que se refleja la organización social de  su  territorio. Las construcciones megalíticas, llamadas dólmenes que aparecen en Montehermoso, se encuadran en torno al milenio III a.C. lo cual nos da una idea de las fechas en las que los primeros asentamientos humanos se movían por éstas fértiles tierras.

A partir del 1000 a. C. esta zona se ve ocupada por pueblos de origen celta, en concreto por los vetones, y tras ellos es la presencia romana la que adquiere importancia en la configuración de este territorio, así Montehermoso se encuentra en el camino entre los dos núcleos urbanos más importantes del norte de Extremadura, Cáparra y Coria,

Probablemente, el origen del actual núcleo de población se remonta a tiempos de la Reconquista cristiana, puesto que es a partir del siglo XII-XIII cuando de la actividad repobladora de Galisteo nacen diversas aldeas  que dependerán de ésta, entre las que se encuentra Montehermoso.

Integrados estos pequeños núcleos poblacionales bajo la denominación de Mancomunidad de Villa y Tierra de Galisteo, se adscriben al dominio señorial de la familia Fernández Manrique de Lara.

Montehermoso experimenta pronto un notable incremento de su población, motivo a centralizarse en él todas las intenciones fiscales agrícolas y ganaderas de los pueblos procedentes de la Sierra de Gata y Hurdes y porque además habría de pasar  por este lugar el cordel que enlazaría con la cañada leonesa  para el paso del ganado trashumante.

En la actualidad, Montehermoso es el segundo municipio con más población de la Comarca del Valle del Alagón, con casi 6000 habitantes, ofrece gran cantidad de servicios a locales y visitantes.